viernes, 16 de marzo de 2012

Cuando yo era windowsero...

… 'long time ago', corría, por algunos foros de Windows, esta historia:
Imagínate que tienes un huerto...
En principio el huerto está vacío y tienes que prepararlo para ir cultivando cosas (en una historia en paralelo, sería lo que hicieses cuando instalas un Sistema Operativo en un nuevo disco duro). Pero sigamos...

En el huerto, empiezas plantando unas pocas lechugas en un trocito de él (por ejemplo, en la comparación, como cuando instalas el Ms Office de Windows). A continuación te apetece plantar tomates (unos archivos que has creado), y haces lo mismo, plantándolos, porque es lo más cómodo, al lado de las primeras lechugas. Y así, día a día, vas plantando las hortalizas que te apetezcan (como almacenas diferentes programas y archivos).
Total que, mientras poco a poco vas llenando el huerto, observas que en cada trocito del mismo hay una plantación diferente.
¿Y qué pasará el día que decidas recolectar tomates? Pues que tendrás que recoger tomates repartidos por todo el huerto.

Conclusión: Cada vez que necesites una determinada hortaliza, al estar desperdigada, te verás obligado a dar buenos paseos por el huerto, con lo que tardarás algún tiempo. Y cuanto más vayas plantando diferentes cosas, más desperdigadas estarán.

Bien, a estas alturas ya sabrás lo que es 'desfragmentar' ¿verdad? Pues es parecido a la idea de que, para hacer el trabajo más rápido, un buen día decides arrancar los plantones e irlos replantando ordenadamente para que todas las lechuguitas estén juntas, que todos los tomatitos estén en la misma zona, y las zanahorias, y los pepinos... Así, el día que accedas a un programa (bueno, que recolectes), todo será más rápido.

Pero también, de vez en cuando, de tanto andar reordenando y replantando, y dejando restos de plantas, y raíces, y pisadas... por todos lados, es muy conveniente empezar de cero: entonces lo que tienes que hacer es formatear (perdón... meter el arado) y empezar a plantar de nuevo sobre tierra limpia.

Y hay que entender que esto (desfragmentar y formatear alguna que otra vez) es algo hay que hacer periódicamente, en Windows, si quieres tener un huerto bien aprovechado.

Pero hay que saber que en Linux, por su estructura de diseño... no hace falta hacerlo. Porque, verás, más tarde leí esta otra historia...
Imaginemos una empresa que guarda todos sus expedientes en un enorme armario, con muchísimos cajones. Digamos que cada cajón tiene una capacidad de 512 bytes de información. Naturalmente, lo ideal es que los documentos relativos a un mismo expediente se encuentren en cajones contiguos.

Ahora necesitamos asignar ese trabajo a una secretaria. Y tenemos dos candidatas:
La primera (la señorita Guillermina Windows) trabaja de la siguiente forma: cuando un expediente se elimina del archivo, se limita a vaciar los cajones que lo contiene. Cuando entra un nuevo expediente, lo separa en pequeños grupos de documentos de la medida de un cajón (512 bytes) y archiva cada grupo al azar en los primeros cajones vacíos que encuentra en el Gran Armario.
Naturalmente llega un momento en que va a ser muy difícil encontrar con rapidez todos los documentos que tienen que ver con un expediente en concreto. Y cuando el Jefe se queja de esto, le dice que contrate una segunda secretaria, o que algunos empleados hagan unas horas extras, el fin de semana, para ayudarle a vaciar y ordenar los cajones del Gran Armario.
Eso si, Guillermina es muy comunicativa y 'cae' muy bien a mucha gente de la oficina.

Pero a la segunda (la Señorita Gunilla Linux), la acostumbraron a trabajar así: tiene en su mesa una libreta donde anota la lista de los cajones vacíos que tiene el Gran Armario, y sabe cuales son contiguos. Esta lista la pone al día cada vez que un expediente es cerrado y eliminado de los cajones. Cuando entra un expediente nuevo, identifica su tamaño y busca en su lista un conjunto de cajones vacíos contiguos de la medida necesaria para que quepan, y es ahí donde coloca el nuevo expediente. Así los expedientes permanecen siempre bien ordenados, incluso aunque haya muchos movimientos de expedientes. y nunca necesita vaciar y ordenar los cajones del Gran Armario.

Pero a Gunilla se la puede criticar algo: que es un poco seria, que se concentra en hacer bien su trabajo, y no se preocupa de mucho más. Por eso, cuesta verla integrada en un grupo de 'amigos' de la oficina.
Porque para que 'caiga' bien a la gente de la oficina hay que empezar esforzándose en conocerla un poco. Y descubrir que, además de enormemente eficiente... es un encanto.

Ay... qué problemas tenemos, a veces, los Jefes...

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