Hoy (mejor dicho, estos días) me he metido en un lío gordo… pero que me encanta, porque lo considero un reto. Se trataba de conocer cómo se conseguía emular juegos (en principio Arcade, y cosas retro, pero luego se ampliaron las exigencias) usando la Raspberry Pi. Y empecé a investigar. Por supuesto, Google a tope...
A lo primero que llegué es a saber que estas cosas se podían hacer a través de dos sistemas básicos (o punteros): uno se llama RetroPie, y el otro RecalBox. Estos sistemas tienen soporte para emular muchos tipos de juegos, desde los sencillos (Spectrum, Amstrad, Atari, Sega, Mame, Game Boy… hasta más complejos, de Nintendo, SuperNintendo, Play Station, etc). Aparte, pueden usarse como ‘centro multimedia’, pero esto ya es otra historia, que quizás toque de paso.
Así que, lleno de curiosidad, me puse a ello.
La primera cuestión a matizar es que ambos se instalaban en una Raspberry Pi como un sistema operativo, igual que lo que yo ya había probado, y comentado aquí. Mira, justo hace un año...
Lo que se necesita, como ‘hardware’ es lo típico_: una ‘RasPi’, con su alimentación (el cargador del smartphone) y un cable para conectarse por HDMI para que la TV haga de monitor, alguna tarjeta micro SD para ejercer de disco duro (de 8 GB suficiente, de 16, estupendo. Y las de Clase 10 son las más rápidas… aunque no nota gran diferencia).
Y un mando de juegos (o 'gamepad', tipo Nintendo, o PSP) y, si acaso un teclado USB para facilitar las primeras configuraciones.
Y como 'software', necesitamos descargar desde sus respectivas web las imágenes de estos dos sistemas, que se encuentran muy fácilmente con Google. Así que basta descargarlas de esos enlaces (la de Retropie viene en un archivo comprimido *.img.gz, del que hay que extraer (con el Gestor de Archivadores) el archivo de imagen *.img) y ponerlos (por ejemplo) en el Escritorio.
La instalación es muy sencilla
Se inserta en el lector de tarjetas del PC (o procedimiento similar) una micro SD limpia, y formateada en FAT32, se abre una consola y primero, se mira con
sudo fdisk -l
cómo llama el PC a esa tarjeta y se instalarían, abriendo una consola en el Escritorio (donde están las *.img, y si suponemos que la tarjeta SD fuese la /dev/sdb, asi:
El RecalBox, con
sudo dd bs=4M if=recalbox.img of=/dev/sdb status=progress conv=fsync
(por cierto: este archivo recalbox.img, corresponde ‘hoy’ a la versión 4.1, y ha de descargarse conforme al modelo de la Raspi que usemos (Raspi 2, RasPi 3…)
Y el Retropie, usando la versión vigente a fecha de hoy, con
sudo dd bs=4M if=retropie-4.3-rpi2_rpi3.img of=/dev/sdb status=progress conv=fsync
E, instalados cada sistema en su respectiva micro SD, solo queda probarlos, arrancando la Rasperry Pi con ellos. Y veremos que empiezan así…
… pero enseguida pasan a lo que llaman ‘Emulation Station’, que es la pantalla (muy similar en ambos sistemas) desde donde empezamos todo y que, moviéndonos con las flechas de desplazamiento, vamos viendo los diferentes emuladores instalados, y los juegos que tenemos cargados en cada uno de ellos, para ejecutarlos.
Claro que para llegar a ello antes hay que hacer unas cositas, como configurar el mando de juego (o el teclado, aunque esto es mucho más incómodo y, en realidad, con el mando no se necesita ni teclado ni ratón), configurar algunas cosas más, como el idioma, o la conexión wifi (en la RasPi 3).
Y por supuesto, cargar los juegos (y, previamente, conseguirlos, claro). Pero como esto se está alargando, continuaré otro día.
Lo único que me queda por decir es que Recalbox ya carga, por defecto, algunos juegos, y se puede practicar enseguida… pero Retropie tiene, por lo que he visto, más posiblilidades de gestión de juegos.
Pero, como digo, mañana será otro día.
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