viernes, 18 de diciembre de 2020

Gráfica nVidia, sus drivers y 'nouveau'

Ultimamente estoy teniendo problemas de calentamiento de mi vieja gráfica nVidia (GeForce 315, de 512 MB), empieza a hacer ruido su ventilador, como si se frenase… y la temperatura de la tarjeta sube a 80...90...100ºC... Así que decidí cambiarla, porque es un coñazo apagar el PC y volver a arrancarlo (normalmente desaparecía el ruido, se conoce que volvía a funcionar bien el ventilador, y la temperatura se estabilizaba en unos 50ºC).

Y compré otra, por Amazon, una GForce GT 710, de 1 GB de memoria) que me pareció barata y más que suficiente para mis usos. Y, como me pareció de la misma familia, pensé que no tendría problemas con ella. Pero la verdad es que me metí en bastantes jardines… de los que mira, salí aprendiendo cosas, lo cual siempre es bueno.

El primer jardín (cosas de comprar por internet, yo todavía soy más partidario de ‘ver y tocar el género’) fue que, caramba, resulta que esta tarjeta es 'de refrigeración pasiva', no lleva ningún ventilador… y lo primero que leo es que (como mi PC de sobremesa en una ‘minitorre ATX’ Acer Aspire X3910, de solo 10 cm de ancho, 27 de alto y 37 de fondo) en estos Pcs, al estar todo comprimido en esos ‘10 litros de capacidad’ se recomienda que las gráficas lleven ventilador, para que refrigeren bien. Bueno, de momento la temperatura que mantiene ‘en trabajo’ es de unos 60-65ºC, y leí por ahí que las gráficas modernas aguantan perfectamente incluso pasar de 100 grados, así que la vigilaré un poco… y sobre todo, estaré atento a mantener limpios de polvo sus disipadores.

El siguiente jardín también se debe a mi ignorancia. Bueno, sabía perfectamente (de cuando, hace unos meses, instalé una tarjeta PciX para tener USB3) que, con el ancho de mi minitorre, tenía que pedir una tarjeta gráfica ‘de bajo perfil’, o LP (Low Profile). Bueno, no problem, la mía era polivalente, podías sustituir la placa (el ‘bracket’) donde la tarjeta se atornilla al chasis por alguna otra más pequeña, LP (de unos 8 cm), que traía la caja. Eso si, si la placa ‘convencional’ (bracket de 12 cm) trae 3 conectores (HDMI, VGA y DVI, o sea Digital Visual Interface) en las pequeñas de 8 cm hay que sacrificar al menos una, así que yo puse, naturalmente, la que permitía las conexiones VDI y HDMI, y desmonté el conector VGA, que me sobraba. Que era lo que tenía ‘mi tarjeta vieja’ con, eso si, un ‘adaptador VGA hembra a DVI macho’ para poder conectar la pantalla (monitor) del PC.

Tercer jardín. Pues resulta que ahora me entero de que las conexiones DVI ‘dual link’ pueden ser de dos tipos, DVI-I (que es la que tiene la tarjeta vieja) y DVI-D… que es la que tiene la nueva, que son aparentemente iguales, excepto que ésta última no tiene 4 patillitas… y por tanto no compatibles. Por cierto, también he visto que se les llama, también, respectivamente, conexión DVI de 24+5 y conexión DVI de 24+1 patillas. Total que tendría que pedir por Amazon el adaptador apropiado (son muy baratos, unos 4 euros, el problema sería el plazo de entrega) así que, mientras tanto, volví a montar el conector VGA y me las ingenié para sacarlo del interior por un hueco, para ver si así funcionaba… Y caramba, buena 'chapuza' porque, efectivamente, funcionaba.

Pero (cuarto jardín) de pronto descubrí que funcionaba muy raro, mi Debian arrancaba (y funcionaba perfectamente) desde el gestor de usuarios (el LightDM), pero arrancaba con la pantalla en negro, como si en el arranque inicial no reconociese la nueva tarjeta, y no podía acceder al GRUB. Pero es que, además de no poder elegir en el GRUB la opción de 'modo recuperación', o un LinuXMint que, como distro auxiliar, tengo instalada… no podía entrar en la BIOS… ni podía arrancar con un pendrive, para reinstalar Debian. O sea, era como si la tarjeta nueva solo se reconociese en el último momento del arranque, cuando eliges usuario y metes la contraseña.

Bueno, no sigo con mis aventuras. Pensando que podría ser problema de la conexión por VGA, o de la 'chapuza' que había hecho, conseguí (prestado) un adaptador VGA-HDMI, con el que pude conectar la pantalla al PC, con HDMI… y qué alegría, ahora todo funciona perfectamente. Asi que cuando me llegue de Amazon el adaptador VGA a DVI-D… supongo que seguirá estando todo OK. Y que si esta tarjeta gráfica ‘de refrigeración pasiva’ no se me recaliente mucho por escasez de ventilación... podía ponerme una medalla de triunfador en el reto.

Y ahora quiero comentar algo que, en el fondo, era lo que quería decir, en vez de todo este rollo introductorio. Y es que, por supuesto, la nueva gráfica requeriría nuevos controladores. Así que me puse a ello.
Como comenté en su día hablando de las nVidia, ahora, en Debian Buster, tras el consabido (por si acaso) ‘sudo aptitude install nvidia-detect’, la orden ‘nvidia-detect’ da la información oportuna. Así que a mi me dice que tengo instalado un driver obsoleto, el legacy de la 'serie 340 de la anterior tarjeta, y que…
"Checking card: NVIDIA Corporation GK208 [GeForce GT 710B] (rev a1)
Your card is supported by the default drivers, and legacy driver series 390. It is recommended to install the nvidia-driver package
".

Así que
sudo aptitude purge nvidia-legacy-340xx-driver
sudo aptitude install nvidia-driver

y, como siempre, reiniciar, etc.


Pero… NOTA FINAL: como instalé y desinstalé varias veces, al reiniciar y arrancar 'sin nada' descubría que entonces se usaba el controlador libre 'nouveau', que Debian instala por defecto. Y la verdad es que 'nouveau' funciona muy bien, incluso mejor que ese paquete ‘nvidia-driver’, e incluso el ‘nvidia-legacy-390xx-driver’, que también probé, así que, de momento, voy a probar seguir con el Nouveau, que parece que veo mejor los videos (con mayor fluidez).
La pena es que el ‘applet’ GPU Temperature que instalé en mi ‘Cinnamon’ (para tener siempre a la vista la temperatura de la gráfica) solo mide si se instala el driver de nVidia… y ya se sabe que se lleva mal con ‘nouveau’ y no conviene tener ambos. Tanto es así que, para ver si funcionaban mejor los drivers de nVidia, probé desabilitar completamente el Nouveau, pasándolo a la ‘lista negra’ con…
sudo bash -c "echo blacklist nouveau > /etc/modprobe.d/blacklist-nvidia-nouveau.conf"
sudo bash -c "echo options nouveau modeset=0 >> /etc/modprobe.d/blacklist-nvidia-nouveau.conf"

(o sea, en el fondo, creo el archivo ‘/etc/modprobe.d/blacklist-nvidia-nouveau.conf’ conteniendo estas líneas de texto:
blacklist nouveau
options nouveau modeset=0

y ahora puedo comprobarlo con
cat /etc/modprobe.d/blacklist-nvidia-nouveau.conf
(o, simplemente, editándolo con ‘nano’).
Y reiniciar, claro. 

Sin embargo, vi que, con los controladores de nVidia, incluso deshabilitado completamente nouveau, los ‘problemillas’ de micropausas con los videos continuaban. Así que volví a habilitar nouveau, ‘comentando’ (anteponiendo una almohadilla ‘#’, por si decidiese desactivarlo alguna vez) las líneas indicadas, tras editarlo con
sudo nano /etc/modprobe.d/blacklist-nvidia-nouveau.conf
para, a continuación, desinstalar (‘sudo aptitude purge…’) el paquete nvidia-driver (o el nvidia-legacy-390xx-driver, si lo hubiésemos preferido instalar).
Y, tras reiniciar, la orden ‘comodín’
inxi -G
nos indicaría qué tenemos instalado y qué estamos usando.
Por tanto, como he dicho, de momento voy a quedarme con el controlador libre 'nouveau', y controlaré la temperatura a través del GKRellM que mantengo en el Escritorio (incluso diría que va mejor, ahora parece que se me estabiliza en 53-55ºC)

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