Bueno, siendo más realista, a lo mejor es un virus raro, o es un problema derivado de una limpieza a fondo con BleachBit (del que una vez leí que es peligroso usarlo a lo burro) aunque lo más simple, que siempre suele ser lo más probable… es que haya sido un problema de ‘exceso de confianza de usuario que se cree con suficiente experiencia como para dar alegremente al Enter… sin pararse a pensar en lo que va a hacer’. Pero lo dicho: veamos el lado positivo, y aprendamos del fracaso...
Y cual fue la catástrofe…? Pues que, en pleno proceso (rutinario) de hacer el backup periódico de mi /home, a un disco duro externo, y queriendo borrar algunos archivos que me aparecían en .local/Trash/expunged/ de dicho disco externo… de pronto se pone a borrar todo como una fiera… y descubro que no solo me han desaparecido todos los archivos de la /home (que estaba intentando salvaguardar), sino que también me desaparecieron los del viejo respaldo, que tenía en mi disco duro externo,… y que, además, tampoco podía arrancar el PC.
Así que he perdido todo (correos, documentos personales, cuentas y recibos...) y como empecé a vivir una ‘experiencia creativa’ para ver qué podría hacer... quiero fijar algunos conceptos, que aquí resumo, para que no se me olviden… y por si le pueden servir a alguien.
Por supuesto, la primera idea fue tratar de recuperar todo lo que se me había borrado...
Los pilares básicos
Como primer pilar en que apoyarme, apunto que es fundamental tener, en tu PC, además de tu distro favorita, al menos otra distribución ‘operativa’. Yo, aparte de Debian, tengo un LinuxMint, ese gran (y ya viejo) invento del guru Clément Lefèvre, que es una distro que me encanta (desde luego, mucho más que Ubuntu)... aunque tengo una idea muy clara sobre los riesgos que puedes correr al usar una ‘distro de diseño (y mantenimiento) personal’.
Y es que, volviendo a la distro complementaria, no es lo mismo, ante un problema, ‘tirar’ de una distro Live, montada en un pendrive… que poder arrancar una distro ‘de verdad’ que funcione en otra partición independiente, y apoyarse en ella para tratar de resolver los problemas.
Y, como segundo pilar, apunto que hay tener siempre a mano una herramienta para poder arrancar el ordenador cuando se avería el GRUB.
Yo conservo una vieja herramienta, en su día famosa: el programa SuperGrub2… que te permite arrancar cualquier sistema operativo. Ya hablaba de ella aquí, hace 9 años, y con ella pude arrancar mi PC (en mi LinuxMint) y restaurar el Grub con los comandos tradicionales para ello.
Prolegómenos para iniciar la idea base
Tras ello, el siguiente paso para intentar rescatar los archivos desaparecidos es hacerlo antes de intentar restablecer nada... para ‘no machacar’ los sectores donde teóricamente, se conservarían esos archivos. Yo ya había ‘teorizado’ el tema, con el Photorec, así que había llegado el momento de ponerlo en práctica.
Y dos nuevas experiencias: una, que para ‘no tocar nada’ iba a necesitar un nuevo (y rápido) soporte para recibir los datos recuperados y, sin dedicarme a pensar mucho más, me fuí a Informática de El Corte Inglés y me compré un disco duro externo, en ‘estado solido’, o sea, SSD… que debo decir que 'le tenía ganas', para poder usarlo en mis desplazamientos, en vez de llevar un disco duro externo mecánico’, que tengo, con mucho más riesgo de estropearse en los trasiegos. Compré un WS Elements, de 480 GB, que me pareció suficiente.
Y una nueva lección: Me lo traje a casa directamente (de El Corte Inglés)… y al mismo precio que el que ofrecían en MediaMarkts (con plazo de entrega de 2-3 días) y en Amazon (idem). Así que conviene no fiarse de las apariencias... y mirar antes.
Desde luego, estoy encantado con mi adquisición, me va a venir muy bien tener ‘un gran pendrive’ (solo un poco mayor…) de medio Tera de capacidad… pero otro concepto aprendido: las cifras que da la publicidad sobre velocidad de transmisión de datos no tienen nada que ver con las que realmente obtengo.
El proceso de recuperación de archivos
La teoría general dice que los archivos borrados pueden recuperarse. Una de las formas más conocidas es hacerlo con Photorec, con el que ya había hecho ‘mis pinitos’ (solo que con un pequeño pendrive) como decía aquí.
El proceso (siguiendo esa guía) se ejecutó perfectamente. Solo que elegí la opción máxima (‘whole’, o sea recuperar de todo el disco) y duró muchísimo. Y a su conclusión… más de 500 carpetas (de 500 GB cada una), con archivos recuperados.
Manejando grandes cantidades de archivos
Al encontrarme con tan enorme cantidad de archivos, tuve que aprender algunas cosas más. La básica, que para manejar un gran volumen de datos, es bueno fijar alguna estrategia de 'enfoques parciales'.
Así (bendito Google… y bendita segunda distro (el LinuxMint) en mi PC…), puedo analizar (por separado los archivos que se refieren a cada extensión, en particular, y actuar diferencialmente.
Por ejemplo., respecto a los archivos *.txt (que eran muchísimos, creo que había más de 100.000 con extensión ‘txt’), el comando find y el mandato, por consola abierta en la ruta correspondiente…
find . -name "*.txt" -type f
me los relaciona.
O, si los quiero en un archivo, con
find . -name "*.txt" -type f > /home/doc/lista.txt
Y si (como he visto), los archivos con esa extensión no tienen interés para su recuperación, los puedo borrar, todos a la vez, de ese montón de carpetas, con la orden
find . -name "*.txt" -type f -delete
como así he hecho, vista su inutilidad para rescatar algo de ellos... y el bulto que hacían.
Además, descubro que puedo ir seleccionando, de una sola vez, todos los archivos de un tipo de extensión (por ejemplo, los *.pdf recuperados) y moverlos a una carpeta que haya creado previamente (en el ejemplo, la carpeta ‘/0-pdf’), y tenerlos todos juntos, escribiendo, en la consola abierta en la ruta de mis archivos recuperados (y mi carpeta '0-pdf' creada...
mv */*.pdf 0-pdf/
y asi puedo tenerlos todos agrupados en una misma carpeta.
Es más, cuando la cantidad es muy grande, y se bloquea el mandato (esto me pasaba al intentar mover los archivos recuperados de imagen (png y jpg) a la carpeta /0-img puedo utilizar ‘el hábil truco’ de hacerlo ‘por partes’ (‘por décimas partes’) eligiendo mover, cada vez, ya que las carpetas están numeradas, solo los archivos de carpetas que terminan en 1, luego en 2, en 3… (etc) con
mv *1/*.png 0-img/ && mv *2/*.png 0-img/ && mv *3/*.png 0-img/ (etc)
La conclusión final
Y como lección final, aprendida, sobre la herramienta Photorec, en la que tanto confiaba... que si, que funciona muy bien, y recupera muy bien los archivos de imagen (png.jpg, incluso pdf…), pero tengo la impresión de que el rendimiento en archivos de texto, hojas de cálculo, presentaciones, es algo menor. Y, desde luego, en extensiones clásicas de archivos (borrados) que me interesase recuperar, como las de mi colección de ebook en (formato *epub, por ejemplo)… cero patatero, a lo mejor están como archivo txt, que decía yo que había miles.
En fin, que quedé bastante decepcionado. Porque, además, está el problema de los nombres de los archivos, que no los mantiene y hay que abrirlos y renombrarlos para saber de qué van.
El desenlace
En resumen, como no parecía dar resultado positivo esa ‘recuperación masiva’, decidí cambiar de táctica y aprovechar lo que tenga en mi portátil (que suelo usar en la casa de ‘mi pueblo’… y fuí a por él) para salvar, en lo posible, los muebles (mis correos, mis cuentas, mis recibos escaneados…) y volcarlo en mi sobremesa… aunque tenga un ‘agujero’ de, a lo mejor, desde el verano pasado.
Pero aquí vino la experiencia final, que me ha dejado muy confuso: que, una vez salvaguardado lo recuperado con Photorec, ya decidí habilitar de nuevo mi Debian, usando desde mi LinuxMint la herramienta TimeShift, para restaurar el sistema al día anterior.
Y de momento, perfecto. Bueno, con algunos problemillas de funcionamiento, que achaqué a la limpieza reciente con BleachBit y que fuí solventando.
Pero cuando, queriendo hacer, otra vez, el Backup de seguridad de lo recuperado hasta el momento… me volvió a pasar lo mismo… y de nuevo se me borró todo el disco duro externo, y mi /home, en el PC.
Con lo cual, vuelvo al principio: ¿Un virus…? ¿Un ataque cibernético…? ¿Alguna cosa rara en el disco…? porque me niego a pensar que tropecé dos veces en la misma piedra.
Así que, como conclusión final, he decidido (bueno, acabo de hacerlo)
a) Formatear todo el disco externo de 1 TB, para evitar cualquier riesgo de enlace o relación rara en él. Y lo empezaré a usar desde cero, para nuevos backups (Bueno, debo decir que tengo otro disco duro externo, un Toshiba, mecánico, también de 1 TB, donde guardo una copia de la multimedia y el ocio: mi archivo de fotos, mis películas y series descargadas, mi música, mis libros epub, etc. que no quiero ni tocar)
b) Instalar, absolutamente desde cero, mi Debian (he formateado no solo la partición raiz, sino también la dedicada a la /home) e iré recomponiendo mi archivos personales, y reconfigurando Apps, todo ‘de nuevo’, para asegurarme que lo tengo todo ‘saneado’
Y en estas estoy…
Lo dicho: un fin de semana ‘apasionante’… acostándome a las 5 de la madrugada, cabreado porque he perdido los correos de al menos el último año… pero contento por aprender nuevas experiencias.
Y preguntándome (que no es mala pregunta...): Bueno, pero eso de los correos antiguos, los documentos antiguos, y las cosas que guardaba 'porque en su momento me fue interesante guardar'... ¿En realidad importan tanto... 'hoy'?
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